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LOS ALCALDES DE AÑORA EN EL SIGLO XX (Memoria política).

Artículo de Antonio Merino Madrid publicado en Crónica de Córdoba y sus pueblos V (Asociación Provincial Cordobesa de Cronistas Oficiales, Córdoba, 2000), págs. 283-291.


 

Los ocho años comprendidos entre 1987 y 1995 pasarán a la historia política de Añora como el primer y único ensayo de un gobierno municipal de izquierdas en todo el siglo XX (lo que, en este aspecto, equivale prácticamente a decir en toda la historia de Añora), circunstancia que confiere a este período de la vida política local una individualidad que lo hace merecedor siquiera de la somera referencia que ahora pretendo. A esta llegada de la izquierda al gobierno municipal colaboró grandemente una asociación de electores independientes que adoptó el nombre de Iniciativa Municipal por Añora, la cual tuvo una vida tan efímera como significativa y cuya memoria parece necesario rescatar ahora antes de que la amnesia que tanto suele caracterizar al hombre de nuestro tiempo la condene para siempre al pozo del olvido. Esta reflexión me da pie más que motivo para realizar un breve recorrido por las personas que han ocupado la alcaldía de Añora durante todo este siglo que ya se agota, interesándome especialmente por el entorno político en el que fueron nombradas. Contrariamente a lo que pudiera parecer en una primera lectura, el interés de esta muestra de microhistoria no habrá de ser meramente local, sino que deberá concebirse como una mínima aportación a futuras investigaciones muy necesarias sobre el desarrollo de las ideas y las mentalidades de la comarca de Los Pedroches, que sin duda nos ayudarían grandemente a conocer mejor el sentir y el pensar de las gentes de esta tierra.

            He querido subtitular a este artículo "Memoria" porque mi participación directa en algunos de los acontecimientos finales a que me refiero hará difícil quizás la objetividad que se exige a las aportaciones históricas, aunque al escribirlo he pretendido precisamente una fijación lo más imparcial posible de los sucesos y estados que han marcado la vida política local durante estos años. No obstante, reconozco que mi propia implicación en los hechos me hará probablemente fijar la atención más en unos detalles que en otros, según mi propio interés me dicte, por lo que de antemano, reconociendo esta posible limitación, presento este artículo como una visión particular de este período de la historia local tan reciente y tan lejano, convencido de que la función del cronista no es sólo rescatar lejanísimos pasados arqueológicos o entrelazar complicadas genealogías medievales, sino atender también a la vida de hoy mismo, como modo de dejar para el futuro testimonios y documentos que ayuden a los colegas que vendrán a escribir mejor y con más datos la historia que nosotros hemos vivido.

                                                            * * *

            El primer alcalde del siglo en Añora fue Eugenio José Rodríguez Gutiérrez, elegido el día 1 de julio de 1899 por los votos de ocho de los nueve concejales electos en los comicios municipales del 14 de mayo de ese año. Durante la etapa monárquica de Alfonso XIII (hasta 1923), los alcaldes son elegidos con el ejercicio del sufragio universal que había sido instaurado en España en 1868, aunque éste sólo afectaba entonces a los varones mayores de 25 años. Los ayuntamientos se renovaban bianualmente en la mitad de sus miembros, procediéndose tras cada renovación a la nueva elección de alcalde. El mandato de éstos en Añora, sin embargo, duraba cuatro años, pues, salvo en un caso, siempre fueron reelegidos para un segundo período de dos años.

            Poseemos pocos datos concretos sobre los vaivenes de la política local anteriores a la República, siendo destacable al respecto la nula información que las actas municipales proporcionan sobre este tema (nunca se hace alusión a partidos o a tendencias políticas). De testimonios indirectos, sin embargo, puede deducirse fácilmente el carácter conservador de los alcaldes de esta época. Así, en el diario conservador La Lucha de Pozoblanco aparece a finales de agosto de 1923 una nota en la que se critica la posible instrucción de un expediente por parte del Gobernador Civil de la provincia para suspender al ayuntamiento de Añora, en lo que el periodista considera un "acto de refinado caciquismo"[1] motivado por intereses políticos contrarios al partido conservador. Y concluye:

"Pero lo que sucede es que no contando la política que hoy nos gobierna [el Partido Liberal] nada más que un solo concejal, de los diez que componen aquel Ayuntamiento, hay necesidad de destituirlos, para dejar el paso libre a los pocos amigos que allí cuenta el señor Barroso"[2].

            En septiembre de 1923 se produce el golpe de estado encabezado por el capitán general de Cataluña Miguel Primo de Rivera. Un Real Decreto del 30 de septiembre disuelve los ayuntamientos y reemplaza a los concejales por los vocales asociados, que eran elegidos mediante un sorteo entre los contribuyentes, bajo la presidencia e intervención militar. En la mayoría de los pueblos el cambio se limitó a la sustitución de unos nombres por otros, pero manteniéndose las mismas tendencias, tal como denuncia La Lucha refiriéndose a Pozoblanco: "Aparte del cambio de personas, el nuevo Ayuntamiento queda constituido con elementos políticos idénticos al que cesó"[3].

            En Añora fue nombrado alcalde Antonio Bejarano Rodríguez, que sobrevivió a las sucesivas oleadas generales de cambios en Ayuntamientos que se produjeron en enero y abril de 1924, como consecuencia de los resultados de la inspección sobre la gestión económica municipal ordenada por el dictador dentro de su plan de acción anticaciquil y de la entrada en vigor del Estatuto Municipal, respectivamente. Ocupó el cargo hasta el final de la dictadura.

            Tras la dimisión de Primo de Rivera en enero de 1930, se acuerda la convocatoria de una serie de elecciones que se iniciará finalmente con las municipales del 12 de abril de 1931. El proceso electoral comenzó de hecho el 5 de abril en aquellos pueblos en los que el número de candidatos no superaba el de puestos a cubrir. Añora se encontraba en esta situación, por lo que aquel día fueron proclamados concejales los once candidatos presentados, todos ellos monárquicos. Sin embargo, debido a las numerosas reclamaciones presentadas, las elecciones se repitieron en 39 pueblos de la provincia, Añora entre ellos, el día 31 de mayo.

            Entretanto, el resultado final de las elecciones a nivel nacional había dado el triunfo total a los republicanos, precipitando la proclamación de la II República Española en medio del clamor popular. El 16 de abril se constituye en Añora el nuevo Ayuntamiento, bajo la presidencia del delegado gubernativo, quien nombró alcalde a Carlos Salazar Pastor, maestro nacional que, aunque originario de Valencia,  entonces ejercía en Añora y dirigía probablemente el partido republicano local. El 26 de mayo el gobernador civil designa una comisión gestora en tanto que se celebre la segunda vuelta de las elecciones.

            Tras los nuevos comicios resultan elegidos los ocho candidatos presentados por la Derecha Liberal Republicana (que en Córdoba lideraba Antonio Jaén Morente y que en Añora, presidida por Miguel Madrid García, estaba formada en realidad por los antiguos monárquicos, que se habían reciclado a tiempo) y tres de Izquierda Republicana, entre ellos Carlos Salazar. El 14 de junio se procede a la elección de alcalde entre los nuevos concejales, resultando elegido Francisco García Bravo, de la DLR, con diez votos a favor y uno en blanco, a pesar de que, arguyendo presuntas presiones sobre los obreros de la población, los republicanos habían solicitado a la Junta Municipal del Censo Electoral la anulación de las elecciones para evitar la constitución de un Ayuntamiento en su mayoría monárquico[4].

            Francisco García Bravo ocupó la alcaldía republicana hasta febrero de 1936, cuando, a consecuencia del triunfo absoluto a nivel nacional del Frente Popular en las elecciones a Cortes, se produjo una renovación en los Ayuntamientos. Ocupó entonces la alcaldía Antonio Caballero Sánchez, miembro del Frente Popular local, que había sido el primer presidente del sindicato Unión Obrera Campesina (antecedente de la UGT local) cuando ésta se fundó en 1918.

            Tras la sublevación militar del 18 de julio de 1936, y aunque en Pozoblanco el estado de guerra se declaró el 19, las autoridades municipales continuaron en Añora en sus funciones normalmente hasta el 23. Este día acudió la Guardia Civil de Pozoblanco y entregó el mando a la CEDA y Falange, que ocuparon el Ayuntamiento hasta que el 5 de agosto las tropas obreras que preparaban el asalto a Pozoblanco recuperaron el pueblo. Añora permanecería ya hasta el fin de la guerra en poder de las fuerzas leales al gobierno de la República.

            Los cargos municipales quedaron entonces en una situación confusa, hasta que según decreto de 7 de enero de 1937, se constituyeron nuevos ayuntamientos de acuerdo con la Ley Municipal. Nombrado por el gobernador, Deogracias Caballero Rísquez, veterano líder sindical  y miembro de la Izquierda Republicana, ocupó ahora, y ya hasta el fin de la guerra, la alcaldía de Añora.

            Tras la definitiva victoria de las tropas franquistas en 1939, comenzaron a constituirse los ayuntamientos de la dictadura, regidos en un primer momento por los representantes de la  burguesía agraria. En Añora el nuevo Ayuntamiento se formalizó el 31 de marzo, pocos días después de haber sido tomada la localidad por el ejército y uno antes de que se proclamara oficialmente la victoria. Antonio Pinzón Toseano, oficial segundo honorífico del Cuerpo Jurídico Militar, nombró la Comisión Gestora Municipal de este pueblo, que presidiría como alcalde Antonio Bejarano Rodríguez, tal como había hecho durante la dictadura de Primo de Rivera. Este nombramiento tuvo vigor hasta junio de 1940, fecha en que fue nombrado alcalde Alejandro García Sánchez, rico terrateniente local que persistió en el cargo hasta 1950.

            A partir de éste los nombramientos los realizará el Gobernador Civil, un delegado del cual solía asistir a la toma de posesión, turnándose en el cargo representantes de la burguesía media y del funcionariado nacional. De los alcaldes de esta época cabe destacar por los casi trece años que ocupó el cargo a Francisco García Rodríguez, que ejercía también como veterinario local.

            Tras la muerte de Franco en noviembre de 1975, Diego Herruzo Bejarano, maestro nacional, es el alcalde la transición. Fue elegido por votación entre los concejales, según el decreto de 5 de diciembre de 1975.

            En las primeras elecciones municipales tras la Constitución de 1978, celebradas el 3 de abril de 1979, se presentaron en Añora tres candidaturas que, con algunas variaciones en su denominación y pocas en su composición, han pervivido hasta hoy. Se trata de la Unión de Centro Democrático (UCD), el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Comunista de España (PCE). La UCD resultó, a nivel local, heredera del régimen anterior, tanto en cuanto a sus candidatos como a sus votantes, y obtuvo la mayoría absoluta en el ayuntamiento con el 55,3% de los votos, lo que permitió a José Reyes Gil García, maestro nacional y figura destacada durante los últimos años de la dictadura, ocupar una cómoda alcaldía. El PSOE estaba ya dirigido por Hilario Sánchez y Urbano Barrios, sus más significativos líderes del período democrático. En el PCE mandaba por entonces Diego Parra.

            En las elecciones de 1983 la UCD se transmuta en Alianza Popular (AP), conservando prácticamente los mismos líderes y votantes: el 55,3% de los votos les garantiza de nuevo la alcaldía, que esta vez ocupa Mateo Ruiz Fernández, agricultor que había ejercido como juez de paz. El PSOE, que presentó un candidato poco relevante, y el PCE, que sufría las tensiones internas que por entonces afectaban al partido a nivel nacional, conservaron prácticamente iguales su índices de aceptación, con un 31,7 y un 13 por ciento de los votos respectivamente.

            Durante estas dos legislaturas la actitud de la derecha gobernante, que no supo adaptarse al juego democrático, es hegemónica, sin concesiones a los partidos de oposición. No existe una estructura partidista claramente organizada, tal como ocurre con los partidos de izquierda, o por lo menos no se percibe públicamente. Su presencia como partido sólo se manifiesta en los períodos electorales, en los que sus líderes aparecen apoyando unas u otras siglas pero sin proponer un programa de actuaciones ni unos planteamientos políticos claros. La realidad conservadora de la sociedad noriega no lo hace necesario y existe el convencimiento de su triunfo sea cual sea el candidato que presenten. Los partidos de izquierda, por su parte, no consiguen, si es que lo intentan, abrirse al pueblo ni ampliar su base social de apoyo, contentándose, al parecer, con mantener su electorado histórico.

            Las elecciones de 1987 significan un revulsivo en la vida política local. Como reflejo de la gran vitalidad de la sociedad de Añora en ese momento y de la preocupación de parte de sus ciudadanos por el estancamiento general en que el pueblo se encontraba, son cinco las candidaturas que concurren a estos comicios: las tres clásicas, AP, PSOE e Izquierda Unida (IU) (resultado ésta de asociación del PCE con otras fuerzas menores de izquierda), y dos planteamientos novedosos, la Iniciativa Municipal por Añora (IMPA) y el Centro Democrático Social (CDS).

            La principal novedad y el centro de todo el interés durante la campaña fue, sin duda, la agrupación independiente de electores Iniciativa Municipal por Añora. Se trataba, según su propia definición, de "un grupo de personas de Añora, preocupados por el desarrollo social, económico y cultural de nuestro pueblo", que habían preferido permanecer al margen de los partidos políticos "porque creemos que nuestro pueblo necesita solucionar sus problemas sin los recelos ideológicos de viejos acontecimientos" y que se planteaba como objetivo "conseguir que Añora alcance el nivel de desarrollo que le corresponde y el bienestar social que sus ciudadanos merecen"[5].

            La agrupación IMPA nació en buena parte gracias al clima de confrontación con el anterior equipo de gobierno municipal que había creado el Colectivo Cultural "El Cangilón", fundado en 1982 y que en los últimos años había radicalizado su postura (inicialmente era lo que hoy llamaríamos un animador socio-cultural) hasta convertirse en un colectivo muy influyente en la opinión pública local. A través de la polémica revista El Cangilón y de ciertas actividades de debate y participación (como coloquios, cine-forum o conferencias) había contribuido en cierto grado a despertar la conciencia crítica de algunos noriegos hacia las instituciones públicas (sobre todo hacia el equipo de gobierno municipal y la Iglesia local, que a veces parecían ser una misma cosa), despojándolas de un cierto halo de "intocables" que venían teniendo desde siempre. De este colectivo salió el germen fundador de IMPA.

            En realidad se trataba de una situación que se repetía en otros pueblos de Los Pedroches, donde representantes destacados de sus respectivos grupos culturales locales, que por aquellas fechas gozaban en toda la comarca de gran vitalidad, copaban los primeros puestos de las listas de diferentes partidos, concluyendo lo que al parecer constituye una camino natural. Así se señalaba en la prensa de aquellos días:

"Al margen de las militancias de años, el ejemplo del carnet pajizo, se da la circunstancia que llegando elecciones, la reflexión y el compromiso se cuestionan en grupos, colectivos, asociaciones y grupos progres que han venido animando y calentando el ambiente. Después de años de trabajo, con la actitud crítica abierta al Ayuntamiento o a los que han gobernado, se ve la necesidad de ir en una candidatura con el objetivo de solucionar el trabajo que se ha realizado desde abajo (...). Ojalá el gas de estos jóvenes, que dan la cara después de una etapa de crítica y combate, no se agote en la campaña"[6]

            Los resultados no se hicieron esperar. IMPA se convirtió en la segunda fuerza política de Añora, sólo superada, aunque con gran diferencia, por la incombustible AP (que perdió un 15,5% de sus votos con respecto a las anteriores municipales y con él su mayoría absoluta), pero quedó por encima de los históricos PSOE y PCE. Los votos de IMPA provinieron a partes iguales de antiguos votantes de AP y del PSOE. La candidatura del CDS, cuyos votantes provenían fundamentalmente también de AP, contribuyó decisivamente a despojar a AP de su tradicional mayoría absoluta.

            La unión de IMPA con los otros partidos de izquierda trajo consigo la proclamación del independiente Rafael Moreno López como primer alcalde no conservador del siglo XX en Añora (pues apenas podemos considerar efectiva la presencia en la alcaldía de los líderes frentepopulistas durante los difíciles momentos de la guerra civil).

            Pero IMPA, que en un intento, quizás equivocado, de abarcar todas las capas sociales y profesionales del pueblo, había buscado en su composición la variedad de personas e intereses, perdiendo así en coherencia interna lo que ganó en heterogeneidad, no pudo sobrevivir a su éxito. Enseguida hubo dos (o más) formas de entender el proyecto y se produjo un distanciamiento entre lo que podríamos llamar bases de la agrupación y los que habían resultado elegidos concejales, distanciamiento esquemáticamente representado en la dualidad utopía/pragmatismo que se manifestó tímidamente al principio

"Y también [es el momento] de recordar a los que hoy pueden conseguir aquello por lo que hace poco luchaban que no se dejen anquilosar por la burocracia, que den más salida a su entusiasmo ingenuo con medidas revolucionarias aun a fuerza de impopularidad. Que su imaginación y capacidad creativa no mueran bajo el peso imponente del poder. Que den más razones a nuestra confianza"[7].

y de modo evidente poco más adelante

"Hoy, más de tres años después, el recuerdo de la filosofía que inspiró aquella pequeña hazaña y lo que ha quedado de ella no puede renunciar a la nostalgia con cierto desencanto (...) Los resultados de esta experiencia no van a alentar mucho la formación en el futuro de otra IMPA, al menos con las características de aquella"[8].

Todavía años más tarde, disuelta ya completamente IMPA, se mantendría aquella doble visión de una misma realidad y el diferente modo de enfrentarse a ella, ahora en palabras del propio alcalde:

"Está más cerca de la cima el que ha subido ya algunos metros, aunque en su afán por subir pierda, aparentemente, la visión de la cima, que los que por no perder de vista la cima, no suben ni el primer escalón"[9].

            Consumada la ruptura de IMPA y siguiendo una antigua y eficaz táctica política, Rafael Moreno se presentó a las elecciones de 1991 como cabeza de lista del PSOE, consiguiendo conservar la alcaldía gracias de nuevo al apoyo de IU. Los resultados estuvieron esta vez muy igualados, aunque el PP volvió a ganar con el 47% de los votos frente al 39% del PSOE. La desaparición del CDS local y, por tanto, la unificación del voto de derechas dio de nuevo en las elecciones de 1995 la victoria al PP, que con el 49% de los votos obtuvo los cinco concejales que significan la mayoría absoluta. Bartolomé Madrid Olmo, cuyas inquietudes políticas resultaban hasta entonces desconocidas, a pesar de pertenecer al entorno del extinto CDS, ocupó entonces la alcaldía.

            De todas las causas que pudieron contribuir a la derrota del PSOE en las elecciones municipales de 1995 no debe considerarse la menos importante la actitud agresiva que el partido había mantenido hacia quienes intelectualmente debían ser sus aliados naturales. El rechazo que el gobierno de izquierdas local, personalizado excesivamente en la figura de su alcalde, mantuvo hacia los postulados ideológicos que debía representar, limitándose en su actuación a la ejecución más o menos brillante de obras y proyectos materiales, contribuyó decisivamente a su individualización como ente administrativo absolutamente desligado de cualquier referencia política, lo que le impidió ejercer una atracción siquiera afectiva sobre las personas que en principio vieron con buenos ojos un cambio en las ideas rectoras de la vida municipal y que hubieran colaborado sin duda de buen grado al engrandecimiento de la base social que debe apoyar necesariamente a cualquier partido, esté en el poder o en la oposición.

            Las elecciones de 1995, pues, devolvieron a Añora las proporciones políticas que le son naturales. Añora es en esencia un pueblo conservador, tanto política como socialmente, y el espejismo de la izquierda gobernando ha sido debido a la presencia excepcional de un elemento perturbador de la realidad política local que, una vez desaparecido, ha devuelto las aguas a sus cauces habituales. En conclusión, el advenimiento de la izquierda al poder municipal por primera vez en toda su historia se produjo en 1987 de la mano de una agrupación independiente de electores que consiguió aunar elementos progresistas de diversa procedencia, el IMPA de venturoso recuerdo, que permitió todavía en las elecciones de 1991, gracias a una generosidad no recíproca, que su caudal político, importante, pasara casi intacto al partido socialista. Una vez producido el desengaño que irremediablemente parece traer consigo el paso por la política activa y disuelto por consunción el invisible colectivo que apoyaba aquellas siglas, el PSOE local ha vuelto a sus niveles de aceptación habitual, que son los mantenidos por una herencia histórica inconsciente y que difícilmente podrá por sí sola alcanzar de nuevo la supremacía política.

 


Relación nominal de los alcaldes de Añora en el siglo XX, con indicación de la fecha de su toma de posesión[10].


 

 

Nombre

Toma de posesión

Monarquía de Alfonso XIII

Eugenio José Rodríguez Gutiérrez

1-7-1899

José Gabriel Sánchez López

1-1-1904*

Bartolomé Bejarano Benítez

1-1-1906

Bartolomé Madrid Madrid

1-1-1910*

Mateo Ruíz García

1-1-1914

José Reyes Gil Benítez

1-1-1918

Pablo Gil Madrid

1-1-1922*

Antonio Bejarano Rodríguez

27-9-1923*

Bartolomé Madrid Madrid

30-1-1930*

II República

Carlos Salazar Pastor

16-4-1931

Francisco García Bravo

14-6-1931

Antonio Caballero Sánchez

22-2-1936*

Deogracias Caballero Rísquez

24-2-1937*

Dictadura de Francisco Franco

Antonio Bejarano Rodríguez

31-3-1939

Alejandro García Sánchez

14-6-1940

Gervasio Sánchez Caballero

20-10-1950

Juan José García Rodríguez

1-7-1954

Francisco García Rodríguez

27-4-1955

Bartolomé García Madrid

24-10-1957

Francisco García Rodríguez

5-3-1960

José Reyes Gil Madrid

10-8-1970

Monarquía parlamentaria

Diego Herruzo Bejarano

1-2-1976

José Reyes Gil García

19-4-1979

Mateo Ruiz Fernández

23-5-1983

Rafael Moreno López

30-6-1987

Bartolomé Madrid Olmo

17-6-1995



[1] La Lucha, 29 de agosto de 1923, pág. 3.

[2] Se refiere a Eugenio Barroso Sánchez Guerra, que por entonces lideraba el Partido Liberal en la provincia de Córdoba.

[3] La Lucha, 10 de octubre de 1923, en un comentario de portada titulado "Seguimos lo mismo". En Pozoblanco se mantuvieron en el poder los representantes del Partido Liberal.

[4] Antonio Merino Madrid, Historia de Añora, Ayuntamiento de Añora y Diputación Provincial, Córdoba, 1994, pág. 158-160.

[5] De una carta de IMPA dirigida a los vecinos de Añora en mayo de 1987.

[6] Jesús Rodríguez, "Las municipales, un escaparate donde todos quieren gustar", Revista Los Pedroches, (Excma. Diputación Provincial de Córdoba), nº 14, junio de 1987, pág. 14.

[7] "La rebelión que nos falta", artículo de opinión firmado por el Colectivo Cultural "El Cangilón", en Boletín Informativo Municipal Añora, nº 3, agosto de 1988, s/p.

[8] Antonio Merino Madrid, "Reflexiones casi al decir adiós", en B.I.M. Añora, nº 7, agosto de 1990, s/p.

[9] Rafael Moreno López, "Utopía", en B.I.M. Añora, nº 14, agosto de 1993, s/p.

[10] La fuente principal utilizada para la elaboración de esta lista son las Actas de Sesiones del Ayuntamiento de Añora. Lamentablemente, el Archivo Histórico Municipal de Añora presenta numerosas lagunas que afectan también al siglo XX, por lo que no ha sido posible seguir documentalmente la secuencia de todos los alcaldes. Con un asterisco indico, pues, las fechas que no he podido documentar directamente, pero que creo haber reconstruido con bastante exactitud a través de otras fuentes. Algunas son sólo aproximadas, como las que corresponden a los alcaldes de la dictadura de Primo de Rivera y  de la guerra civil, pero el error, si lo hay, deber ser de pocos días.